Al negro Raúl lo voy a defender siempre
*Por Artigas Osores
A mí que no me vengan con eso de que los gurises de ahora no quieren estudiar y que no saben nada. Es verdad que el contexto, la realidad, la educación y incluso los derechos han cambiado mucho, pero querer comparar todo siempre es odioso.
Voy a poner el ejemplo del Raulito aquél botija del barrio, amigo de la infancia y la vagancia en las esquinas y las tardes de nuestra adolescencia, para que entiendan que para nosotros los pobres siempre se nos hace más difícil todo.
A él como a nosotros nos costaba mucho aprender el significado de las palabras que para nuestros oídos eran nuevas, por eso Raulito o el negro Raúl como lo llamamos cariñosamente hasta los días de hoy, para aprender el significado de esas palabras nuevas se las ponía como apodo a cualquiera que pasara por su frente, para que después alguien lo corrigiera y le explicara el sentido y el significado de la palabra.
Como era un poco tímido y otro poco medroso, no le preguntaba a la maestra por temor a que la clase se riera de él y la maestra pensara que solo lo hacía de gracioso y le quebrara la regla en la cabeza.
A mí me llamó la atención por primera vez, cuando una de esas tardes frescas de mayo, pasó don Gutiérrez con su clásico bolso de arpillera por la placita Mateo Fúnez y el negro lo señaló con la cabeza y disparó así de la nada, “que viejo más obtuso”.
Nos miramos entre todos pero nadie comento nada, la palabra “obtuso” la habíamos escuchado por primera vez esa misma mañana en la clase de geometría estudiando los ángulos. Después el Richard que era el más inteligente de toda la clase y de la barra o por lo menos el que prestaba más atención nos daba una mini clase sentado en el murito de las piedras rojas del liceo Campos.
Después de ahí, se hizo costumbre la de Raulito ponerle sobrenombre a todo y me costó entender que no lo hacía por burro ni por gracioso y sí era una estrategia suya para comprender el significado de las “palabras raras” que después nos rondaban la cabeza todo el día.
A la gorda Suárez, la del almacén, la llamaba de “hipotenusa” y cuando se refería a los gurises de los barrios más pitucos, usaba la misma frase de siempre, “Mira si no parecen unos catetos…” Pero como a nosotros al igual que a él, nos costaba mucho entender y para pasar por inteligentes nos reíamos a carcajadas por la ocurrencia, pero ni idea teníamos del porqué de las comparaciones.
Después llegó el invierno y las clases de María Antonia nos hacían doler la cabeza con la gramática y la conjuración de los verbos. Y otra vez Raulito a ponerle apodos a todo el mundo. Decía que su tía Marita era una “esdrújula”, que Rolando que jugaba en Esparta era “copulativo”, que la comida de Lula la cocinera de la escuela eran “sustantivas” y qué el lechero Colman era un “pluscuamperfecto” y nosotros seguimos riendo a carcajadas en las tardes más amenas, sentados en el muelle de la Cololó y sin entender absolutamente nada de porque reíamos, el porqué de las comparaciones y mucho menos el significado de las palabras.
Las palabras nuevas, raras o difíciles de entender para nosotros que éramos criados así, a los ponchazos, nos persiguen hasta hoy que ya estamos viejos.
Días atrás, cuando estábamos tomando unos tragos en la sede del club del barrio y el tema del mostrador era la corrupción en la política, el negro Raúl espero un silencio y dijo en voz alta, “lo que pasa es que son todos unos déspotas y todos practican el nepotismo”.
Fue en coro, si, no exagero, fue como si lo hubiéramos ensayado previamente y preguntamos todos en voz alta.
¿Son qué? ¿Y practican qué?
Entonces el negro Raúl se puso de pie y nos interrogó a todos con prepotencia.
- ¿Cómo que no saben lo que es ser déspota y lo que es nepotismo?
Y otra vez sin ensayarlo previamente respondimos al unísono que no sabíamos.
Lo miro al cantinero y le dijo, explícale a estos burros lo que significa y Sergio sacudió la cabeza negativamente. Recorrió con la mirada las pupilas atentas de todos los presentes que aguardaban impacientes una explicación y luego se dirigiendo a mí, dijo: “Vos que sos escritor, explícale a estos obtusos lo que significa ser déspota y nepotismo".
Respire hondo, de un solo trago bebí la mitad del vaso de cerveza que me quedaba y observé inmediatamente que todas las miradas se dirigían hacia mí, aguardando mi respuesta y explicación del significado de esas “palabras raras”.
- La verdad que yo tampoco sé negro lo que significan esas palabras...
Explicale vos…
- ¿Cómo que no sabes?
- No, no sé negro… y todos lanzaron las carcajadas.
Entonces el negro Raúl enfurecido nos señaló uno por uno de los que estábamos esa noche en la cantina y en voz alta disparó.
- !!Todos ustedes son una manga de hijos de puta!!
Y se fue caliente sin terminar la botella de cerveza que hace poco había pedido que le sirvieran y obviamente también sin pagar.
Yo sé que ahora anda caliente con todos los de la barra y conmigo más, pero después se le pasa y volvemos a ser los mismos amigos y cómplices de siempre.
También sé que el negro Raúl sigue utilizando las palabras extrañas que escucha en la radio y en la tele y que en la primera oportunidad que puede las va a utilizar para que alguien explique el significado.
Sé que no está bien que use palabras que no entiende, pero él lo hace por obtuso nomas que es.
Pero igual, yo al negro Raúl lo voy a defender siempre…
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